miércoles, 16 de noviembre de 2011

Versos Incompletos

Los textos que fluyen son excusas del momento,
líneas que interpretan lo que fue mi realidad.
Puntos suspensivos del futuro,
ese que quizá nunca vendrá,
versos incompletos, no son tuyos,
esas lágrimas no te describen más.

Fuí cosiendo los cantos de un libro
empastado con recuerdos de mi corazón.
El prefació dejó espacios en los nombres
que entintaron las historias que nadie sabrá.

El final no es más que mil tragedias,
aunque el climax describía la felicidad.
Con los años se iran borrando estas líneas
inseguras, inconclusas,pero llenas de verdad.

-iz~

jueves, 1 de septiembre de 2011

El mejor día de mi vida.

Durante las semanas anteriores comencé un reto de 100 días y 100 fotos, durante las cuales debes colocar las fotos que te van pidiendo a fin de conocerte un poco más, colores preferidos, artistas, música etc. Realmente nunca pensé que fuese tan difícil, sin embargo, con forme pasan los días me doy cuenta de lo difícil que es para mí elegir una cosa favorita dentro de una variedad de opciones, desde un simple color hasta la comida preferida.

Todo eso aunque un tanto complicado, lo había realizado con éxito hasta que me topé con una dificultad que me hizo pensar, “coloca una foto de el mejor día de tu vida”. Para algunos podría ser sencillo, pero para mí resultó todo lo contrario. No soy la persona más longeva del mundo ni mucho menos y tal vez esto debería facilitarme la elección, aun así, no lo fue.


A lo largo de mi corta vida he pasado muchas alegrías y tristezas (y alguna que otra tragedia emocional interna), pero ¿qué tan difícil puede ser el deducir cual de todas ha sido la mejor? No es que mi vida esté basada en desgracias ni mucho menos, es solo que las alegrías que he experimentado –aunque grandes-, ninguna llegaba a mi mente cuando debía escoger “la mejor”.


Siendo una persona tan emocional como es mi caso, pensé que sería tan simple como elegir entre blanco o negro, pero no fue así. Alguien me dijo hace poco: “yo no tengo un día preferido, pero si un momento. Una vez, cuando salí de bañarme y sentí el aire y me recosté y solo eso, me hizo sentir feliz…”. Fue entonces cuando comencé a hacer memoria de esos momentos que para mí han sido muy especiales, y resultó que había muchos, más de los que imaginaba.


Y es que hay veces en las que notamos todo tan rutinario y banal, que dejamos de apreciar esos pequeños placeres que nos hacen sentir vivos, que nos hacen sentirnos agradecidos de quiénes somos y donde estamos, de lo mucho o poco que la vida nos ha dado y de la suerte que tenemos de estar rodeados de gente que nos hace sentir queridos. Sé que hay ocasiones en que sentimos que todo es un fiasco, que no somos tan agraciados y que el pensar en un futuro nada estable o solitario puede darnos un bajón tan grande que terminamos por sentirnos decepcionados de la vida. Pero es entonces cuando nos topamos con ese día especial, ese día en que todo nos sale bien.


“Hay un día ya verás… Un día que es la ostia. Ese día todo es bueno, vez a la gente que quieres ver, comes la comida que más te gusta y todo lo que te pasa ese día es lo que tú quieres que te pase.

Si pones la radio, la música que ponen es tu canción favorita, si vas a la tele ese día, por ejemplo un concurso, lo ganas todo, el dinero, los viajes, todo; fíjate bien lo que te digo, TODO. Pasa solo una vez en la vida por eso hay que estar muy atento, no vaya a ser que se te pase.

Es como un desvío, como cuando vas en la carretera y hay un desvío hacia otro sitio. Pero a lo mejor vas hablando por el móvil o estas discutiendo, pensando en lo que sea y no te das cuenta y se te pasa, y te jodiste porque ya no puedes volver atrás. Entonces serias lo mismo, un desvío, y es muy importante porque puedes elegir por donde va a seguir todo, si por ese camino que es nuevo o no. Por eso tenemos que estar muy atentos, muy atentos, porque hay muy pocas cosas buenas, y si encima se te pasan porque estás hablando por el móvil o pensando en otra cosa… Sería una mierda, una mierda completa.”

Fragmento de la película “Princesas”.

Y es que hay veces que andamos por la vida distraídos, mirando sin mirar y oyendo sin escuchar. Preocupados por cosas tan simples que se han tornado importantes y acaparan nuestro alrededor o afligidos por cosas que nos impiden ver lo bueno que nos pasa.


Entonces comencé la elección de un momento especial, pensé en el día de hoy, de ayer, la semana pasada y nada me convencía. Así que miré una parte de mí que hace tiempo no veía, un tiempo en que cada día que despertaba me hacía sentir vivo, pleno, pero hacía mucho que no hurgaba en esos recuerdos porque su desenlace no fue muy reconfortante. Así que de algún modo mi cerebro había bloqueado esa serie de momentos tan felices que hasta hace un tiempo me habían afectado tanto.


En su momento, el no hablar del tema o evitar recordar, había apaciguado el dolor mostrándome una salida fácil e inmadura de evadir las cosas. Pero ahora tiempo después y un poco más maduro, puedo ver atrás y no llorar, puedo revivir cada momento en mi mente y sentirme feliz, porque aunque a veces me sienta mal o sin motivación alguna; el recordar esos momentos me hace ver que si hubo un tiempo en que sentía que todo estaba bien, en que el día me sonreía y en que daba gracias a diario por estar viviendo eso y es ahí, cuando aunque me encuentre hecho mil pedazos, una parte de mí me recuerda que el tiempo cura todo, que todo estará bien, que las cosas buenas pasan, solo hay que saber mirarlas.


Porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo aguante, el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional. Y aunque hay veces en que estamos heridos y pensamos que nada bueno nos pasa, lo que realmente sucede es que nos distraemos de la realidad y nos encerramos en esperar a que todo suceda para bien o para mal sin esforzarnos en aprovechar cada instante.


Sí, hay días más buenos que otros y hay días en los que de plano nos va mal, sin embargo, siempre hay algo que nos hace sentir vivos y felices, tal vez no lo notamos, quizá fue cuando mordimos ese pastel, cuando vimos nuestro programa preferido, cuando perdemos el tiempo en eso que nos gusta o cuando sujetamos la mano de una persona especial. Son momentos tan fugases que en ocasiones pasan desapercibidos porque no los analizamos realmente.


Así que cuando alguien te pregunte de el mejor día de tu vida, solo es cosa de recordar ese día en que nada te importó, en que no hiciste corajes, en que te reíste de una estupidez sin importar que tu risa haya sonado terrible, en que comiste más de la cuenta sin importar si subirás de peso, la gastritis o la diarrea del día siguiente. Y si aun así, no lo encuentras (como es mi caso), solo espera, ya vendrá. Para mí “el mejor día de mi vida” está compuesto de fragmentos, de una serie de momentos especiales que juntos hacen que “el mejor día” tenga más de 24 horas, más bien meses o hasta años.


Es curioso ¿no? Apuesto que si nos preguntaran cual fue el peor día de nuestras vidas, probablemente encontraríamos más de uno, siempre vemos lo malo antes que lo bueno, pero lo bueno siempre llega, tarde o temprano pero llega. Y aunque a veces el ver el deterioro de la sociedad, los romances fallidos, la pobreza o las muertes de inocentes nos pongan mal, la verdad es que si, la vida puede ser muy perra pero a veces la vida se toma uno pequeño “break” en que las cosas nos salen bien y te olvidas del caos y lo único que está en tu mente es que estas feliz aquí y ahora.


Por cierto, la foto de arriba es la que puse no como el mejor día de mi vida, pero si como uno de mis mejores momentos, representa una serie de momentos en los que me sentí bien, en los que me sentí ¡FELIZ!


-iz~

miércoles, 22 de junio de 2011

formspring.me

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viernes, 15 de abril de 2011

Un buen sueño~

Te escribo desde el silencio
De la ausencia de un recuerdo

Que aunque acabó hace mucho tiempo

Aún no sana, aún lo siento.


Te marchaste a la deriva

De esta historia, de esos días

Cuando soñábamos con una vida

De romance y fantasía.


Pero así es el mundo,

Donde lo bueno nunca dura mucho.

Nada es rosa, nada es gris,

Cada quién le busca un buen matiz.

Pasan días, meses y años

Cartas viejas, mil abrazos,

Pensamientos olvidados,

Nuevos rumbos dibujados en mis cuadros mal pintados.

Ya no lloro, ya no añoro, Una vida sin tis ojos.

Caminando no he encontrado

A ese "alguien" a mi lado,

No estoy solo, estoy conmigo

Con tu ausencia y el respiro

De este cuento sin fin,

Donde aún sin tí yo soy feliz.

No regreses, no te espero,

Lo que fuiste, eso eres... Un buen sueño.



-iz~


-Encontré una libreta de hace algunos meses, y ahi encontré esto que escribí un día que no me sentía tan bien.-

miércoles, 6 de abril de 2011

Hasta que la muerte los separe.

"Hasta que la muerte los separe” fue lo que dijo el padre el día en la boda de Victoria y Carlos. Llenos de sueños, esperanzas, planes y un fructuoso porvenir se encontraban en ese entonces; no sé cómo se conocieron, no se bajo qué circunstancias se casaron, a decir verdad, yo no sabía nada de ellos hasta hace un par de días cuando Carlos amaneció muerto. “Justamente hoy cumplíamos 5 años de casados” me dijo entre sollozos la ahora viuda momentos antes de que sacaran el cuerpo de su difunto esposo del departamento.
Cuatro meses hace ya que somos vecinos y jamás había cruzado palabra con ellos hasta ese día. Muy pocas veces nos topábamos en las mañanas o me tocaba escuchar al señor Carlos cantando sus largas jornadas de karaoke sabatino, parecían una pareja feliz y aunque él lucía más grande que ella, daban la impresión de complementarse mutuamente. Es curioso como estamos tan acostumbrados al tan sonado “hasta que la muerte los separe” que en el fondo, realmente creemos que así será. Sin embargo, no tomamos en cuenta que en la actualidad, es más probable que terminen divorciados a que mueran juntos y acabados por la vejez. Pero, ¿Qué pasa cuando la muerte se adelanta? Cuando el destino juega una carta que no esperamos y tal pareciera que justamente la gente con más probabilidades de envejecer enamorados, es la que termina separada por alguna tragedia melodramática.

Bien dicen que “La soledad no es el estar solo, si no el no tener en quien pensar”, definitivamente es distinta la vida de una persona que jamás se casó a una que terminó viuda. A mí en lo personal, si me gustaría tener a alguien a mi lado, -no precisamente casarme, si no tener alguien con quien compartir el día a día y cosas así, sin embargo, en mi caso personal -y conociendo la cruda realidad- lo más probable es que termine solo, con un gato y una estantería repleta de libros y películas viejas, después de todo, el “juntos por siempre” suena a demasiado tiempo ¿no? Suele pasarme que, debido a mis cursis y melodramáticos pensamientos tengo la constante necesidad de tener a alguien a mi lado, y expresar todo lo que pienso y siento, pero luego de un tiempo tiendo a hostigarme, a extrañar mi soledad y las mañanas en compañía de mí mismo. Sin embargo, cuando esto pasa, rápidamente echo de menos despertar junto a alguien amado –si, lo sé es muy contradictorio ¿no? “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”-.

Así que, tomando un poco de mis expectativas emocionales para el futuro y comparándolas con la situación actual de mi vecina, alcanzo a tener una ligera idea del sufrimiento por el que ha de estar pasando. Al parecer, no tenían mucho –por lo poco que hablamos el difunto Carlos, no le dejó nada, literalmente nada, ni un solo peso- pero a pesar de eso, eran felices y supongo que eso les bastaba. Siempre pensamos que tendremos un futuro grandioso, dinero, casas, pareja bien parecida y una familia de comercial de shampoo. Pero, si encontráramos a esa persona “especial” y descubrimos que no tiene más que un colchón a medio usar y los zapatos que lleva puestos, ¿aún le amaríamos? ¿Estaríamos dispuestos a sacrificar una vida glamorosa por quien podría ser el amor de nuestras vidas? O ¿aplicaríamos el “Cuando el hambre entra por la puerta, el amor sale por la ventana”? –antes de contestar esta pregunta piénsenlo dos veces, porque una cosa es decirlo y otra hacerlo, y una vez enamorados, el valor del dinero podría variar su denominación-. ¿Elegiríamos una vida de nivel económico medio, con las cosas materiales básicamente necesarias pero felizmente acompañados? O ¿una vida de lujos pero sin acompañante? Podría ser tan simple como decir: “lo material ¡claro! El dinero compra lo demás” pero ¿cuánto creemos soportar? Yo tal vez elegiría lo material y los lujos pero, no sé por cuánto tiempo aguantaría –y es que una vez que has tenido alguien a tu lado, valoras esa sensación de tener alguien que esté ahí siempre para ti, en las buenas y en las malas, con muchas discusiones pero reconciliaciones aun mejores-.

Nadie sabe qué pasará mañana, si tu amor estará ahí siempre o se irá en cuanto descubra tu mal humor matutino -y esas malas costumbres que tendemos a hacer cuando “nadie nos ve”-, nadie sabe cuánto está dispuesto a dar por esa persona especial y nadie sabe si quien amamos nos dará una puñalada en la espalda en cuando bajemos la defensa. Lo que sí sé, es que lo que pase mañana, no importa. No importa si te casas y a los dos meses te divorcias, no importa si te casas y descubres que el único dinero que tenía tu amor era el que se robaba cuando jugaba Monopoly, no importa si el destino los separa de manera irremediable. Lo que importa es que ames, que lo digas, que lo expreses sin importar cuan tonto te veas, que llores si es necesario –y maldigas cuando el tiempo lo amerite-, por algo tenemos sentimientos y hay que disfrutarlos, de lo contrario ¿Qué chiste tendría la vida? Si… Sufrirás, sufrirás mucho y llorarás un río inmenso de ilusiones destrozadas y cuando creas que no puedes estar peor, lo estarás aun más. Pero después de todo, de eso se trata la vida ¿no? Si la vida no fuese tan maldita, no aprenderíamos nada, por eso aprovecha todo al máximo, así si el destino te juega chueco, lo bailado… ¿Quién te lo quita?

-iz~

martes, 11 de enero de 2011

Año nuevo

El 2010 se nos fue como agua, fue un año bastante breve para mí aunque lleno de fiestas, parrandas y muchos días de antro, así que supongo que por ese lado fue un año bastante fructífero. Pero estamos comenzando un nuevo año y por eso hay que hacer borrón y cuenta nueva, dejar atrás el pasado y aun más atrás eso que nos ha lastimado, es tiempo de mirar hacia adelante y aprovechar lo que viene, después de todo en el 2012 “se acaba el mundo” (según las profecías).

Pero tanto hablar de “lo que viene” me pone nervioso, tenemos la esperanza de que todo sea felicidad y prosperidad, sin embargo, a veces no todo es como esperamos. De modo que decidí dejar a un lado eso de los propósitos para este año, ya que jamás termino por cumplirlos o los olvido a los primeros días del año, así que en lugar de planear lo que quiero hacer pero no haré, me sinceraré conmigo mismo y planearé lo que de plano no haré y con algo de suerte, eso de la psicología inversa surja efecto en mi y termine por hacer lo contrario. Por ejemplo: No dejaré de fumar, no dejaré de tomar, no dejare de salir de parranda más de 2 veces por semana, no dejare de malgastar mi dinero en cosas inservibles, no ahorraré dinero, no me enamoraré, no dejaré de comer dulces, chocolates y cosas con exceso de azucares, no dejaré de divertirme con mis amigos, no dejare de conocer gente nueva, no dejaré de criticar con mis amigos, no dejaré de perder el tiempo haciendo tonterías, no iré al gym, no dejaré de ser yo mismo etc. Esto y más es lo que no planeo hacer, y si todo sale como lo espero mi año continuara siendo diversión y esas cosas, pero si no, entonces eso de la psicología inversa habrá surgido efecto y haré todo lo contrario logrando así, todos esos propósitos que me propongo y jamás cumplo.

Si, es bastante confuso ¿no? Pero creo que tal vez funcione, así si al final del año no sirvió, no me habré lamentado por mis fallidos intentos.

Esto en cuanto a mí, y en cuanto a los demás; realmente espero que este año les vaya de lo mejor y hagan lo que quieran, diviértanse, “arruinen su vida” y vuelvan a construirla, enamórense y lloren por desamor las veces que quieran, pues es así como es el amor y de este modo es cuando más lo apreciamos, trabajen y renuncien, peléense con sus amigos y vuelvan a reconciliarse, reanuda amistades perdidas y encuentren otras nuevas, estudien, reprueben, hagan todo cuanto quieran, después de todo si se equivocan habrán aprendido algo por sí mismos y verán lo que cuesta enmendar los errores, siéntanse vivos y jamás dejen de sonreír pues de eso depende su año, la vida es como te la tomas y aunque tengas un mar de problemas una sonrisa siempre es buena.

¡Feliz 2011 y éxito en todo!


-iz~

martes, 16 de noviembre de 2010

Lecturas memoriosas. ..






Últimamente me ha nacido cierta ansiedad por tener constantemente algo que leer, libros por ejemplo, siempre me ha gustado leer pero es como si de un tiempo para acá fuese una necesidad. Sin embargo no por esto leo cualquier libro o cualquier cosa, para que yo realmente lo disfrute, debe ser un titulo o un contenido que capte mi atención, de lo contrario los dejo a medias, tal es el caso del eterno libro de Robinson Crusoe el cual jamás terminé.

El último libro que leí fue “La Mecánica del Corazón” un libro que hace tiempo andaba buscando, hasta que afortunadamente un amigo me lo prestó e increíblemente en cuanto comencé a hojear los primero cantos del libro, éste me atrapo y en cosa unas horas ya estaba casi terminándolo. En lo personal me encantó, narra la historia del hijo de una prostituta que nace el día más frio de la historia, lo que ocasiona que al nacer, el frio congele su corazón provocando que este corra el riesgo de morir. Sin embargo, la partera (que era una especie de doctora excéntrica la cual solía poner prótesis extrañas a sus pacientes para solucionar sus males) tomó un viejo reloj cucú y lo conectó al corazón, de modo que el tic tac de las manecillas ayudase al congelado corazón a palpitar y así salvar su vida.

El pequeño logra vivir y queda a cargo de la excéntrica doctora la cual lo cría, no sin antes advertirle que a lo largo de su vida hay 3 reglas que debe seguir para continuar con viendo: 1) No tocar por ningún motivo las manecillas del reloj, 2) Evitar los corajes y las emociones fuertes y 3) Jamás de los jamases enamorarse. Genial ¿no? Como es de esperarse esto atrapó mi atención volviéndose uno de mis libros favoritos, el cual por cierto les recomiendo ampliamente.

Luego de este libro, buscaba algo más que leer, mi madre insistía en que leyera un par de libros “motivacionales” que solía leer mi papá (por que según ella, soy una persona muy negativa y necesito cambiar eso), pero la verdad es que ese tipo de libros me enferman y lo que más me enferma es que me inculquen lo que debo leer. Sencillamente no funciono bajo presión, lo que me pasó cuando era chico y mi padre me “obligo” a leer “El Principito”, a esa corta edad lo leí forzado y la verdad que el libro pasó desapercibido y en realidad recuerdo muy poco de él, hasta hace 2 días.
Viendo la televisión, salió una entrevista a una actriz de teatro llamada Alexandra “algo” la verdad que no recuerdo. Ésta habló de las obras que ha presentado y de que su favorita fue el Principito y que la frase que más le gustaba de ese libro era una que decía:

“Uno es responsable siempre de todo aquello que ha amado”

En ese instante quedé atontado o más bien paralizado por dicha frase (como ya sabrán, esas cosas cursis siempre me llegan y esta frase en particular, no fue la excepción). Me dije a mi mismo, ¿Cómo es que no recuerde eso de aquel libro? Por lo que me di a la tarea de volverlo a leer, pero no había visto ese libro en años desde la primera vez que me cambié de casa. Abrí cajas aun selladas, busque, busque y busqué sin encontrar nada, por último abrí una bolsa llena de más libros y nada. Algo decepcionado comencé a resignarme, entonces de entre el montón de libros que jamás hojee, vi uno que atrapó mi atención.

De apariencia vieja, parecía forrado por el típico papel tapiz de la casa de las abuelas, color aguamarina y ya algo dañado por los años. “La Tregua” es el título del libro (me parece recordar una película ya vieja de hace algunos años, en la cual participó la veracruzana Adriana Fonseca y que por el hecho de saber esto, jamás quise ver), leí la breve reseña al reverso del libro y habla del diario de un hombre de casi 50 años, a punto de jubilarse, viudo, con tres hijos, y con una tediosa, mediocre y rutinaria vida sin nada en especial, hasta que conoce a una tal Laura Avellaneda, una jovencita de casi la mitad de su edad, la cual hace al mediocre hombre sentirse vivo otra vez.
Así es, me pareció que este libro hablaba solo de alguien deprimentemente normal, sin ninguna gracia y con páginas monótonas y llenas de tristeza y soledad… Es curioso ¿no? Fue justamente esto lo que atrajo mi atención, no por completo, pero si mostré interés. Comencé a hojearlo y en la primera hoja encontré con tinta azul escrita una fecha y una dedicatoria:

Xalapa, Ver. Octubre 18, 1979


“Nadia”


“De aquello que fue y que no fue, y que acaso nunca será. De aquello solo queda el recuerdo y el recuerdo con el tiempo. . . Se olvida.”


Javier Beltrán.


Esta dedicatoria me pareció encantadora, es decir, fue esta misma la que me hizo decidirme a leer el libro. Me fascinó la idea de imaginar que hace tiempo una tal Nadia y un tal Javier (de los cuales no sé nada y mi madre jura jamás haber conocido) fueron novios, que pudieron haberse querido mucho, haber hecho planes a largo plazo y entonces, un día todo acabó. Qué tiempo después, cada quien siguió su vida pero antes, Javier se topó con este libro que tal vez le hizo recordar vivencias y que al final le dejó un mensaje que sentía debía compartir con Nadia, alguien que aunque ya no estaba en su vida, le seguía teniendo ese cariño tan especial que sientes aun tiempo después por alguien que en su momento fue muy importante. Motivo por el cual, este libro fue obsequiado con tan bonita dedicatoria, también pudo ser este el motivo por el cual a lo largo de todo el libro hay frases subrayadas con la misma tinta. Me permití leer algunas de estas y en efecto, son las típicas y entrañables frases que se le graban a uno y que convierten a los libros en piezas memorables.




Ayer decidí comenzar a leerlo y casi lo terminé, es probable que hoy lo acabe de leer y debo decir que aunque aun no sé el desenlace, lo que he leído me ha gustado, no es más que días tediosos, recuerdos del protagonista y un romance. Sin embargo, me ha resultado agradable y me emociono cada vez que veo unas líneas subrayadas, porque me hace saber que viene una frase memorable.



Sinceramente me sorprende que este libro haya llamado mi atención, pero supongo que en el fondo es porque la vida de este hombre representa la vida que me daría miedo tener en un futuro, una persona monótona y solitaria que disfruta de los pequeños placeres de la vida como tomar café mientras mira por la ventana como la gente corre bajo la lluvia intentando cubrirse, teniendo encuentros sexuales casuales con personas a las cuales jamás vuelve a frecuentar y con las que jamás entabla una conversación real o recordar a su fallecida esposa a la cual aun al pasar de los años jamás olvida. En definitiva me aterra acabar así, sin embargo, temo decir que en la actualidad es más que común que la gente termine de este modo, uno lucha tanto por sobresalir que termina opacándose y volviéndose uno más del montón.




















-iz